Agricultura y Biodiversidad
La agricultura industrializada es una de las principales causas de la pérdida global de la biodiversidad a nivel de especies, genes y ecosistemas. Las prácticas agrícolas predominantes debilitan la capacidad de los ecosistemas para fijar nitrógeno, controlar plagas, polinizar cultivos y aumentar la fertilidad del suelo. El combustible fósil utilizado para la maquinaria y para hacer fertilizantes sintéticos, plaguicidas y herbicidas, es necesario en las prácticas de monocultivo y en operaciones relacionadas con alimentación de animales a gran escala. La agricultura industrializada requiere de gran cantidad de energía, agua e insumos químicos que arriesgan el bienestar de los humanos y de su medio ambiente, al mismo tiempo que erosionan y contaminan el escaso suelo y los recursos hídricos. La agricultura sostenible presenta una alternativa viable y deseable a la sistematización destructiva, que se ha popularizado alrededor del mundo desde los años sesenta. Las prácticas de larga tradición como la rotación de cultivos, la integración de animales dentro del sistema de la agricultura (sistemas silvopastoriles) y la diversificación de cultivos, pueden eliminar muchos de los problemas innecesarios creados por la agricultura industrializada. Además es necesario balancear la eficiencia técnica de los sistemas agrícolas con la diversidad vital de la cual dependen. Considerando que la agricultura depende de procesos biológicos y ciclos naturales, los métodos más efectivos de alimentar a largo plazo a una población humana en crecimiento, son aquellos que respetan y apoyan estos procesos en vez de interrumpirlos.